31 Mar ¿Qué pasa con la casa si me divorcio?
Cuando uno compra una casa para formar una familia no piensa en que pueda llegar un día en el que una casa sea motivo de litigio en un divorcio. Esa alegría a veces nos aleja de pensar de manera práctica o de no querer importunar a nuestra pareja y que crea que estos planteamientos son dudas sobre la pareja. Nada más allá de la realidad, pues en los casos de divorcio, la casa es un tema muy complicado de tratar y tener las cosas claras desde un principio puede ahorrarnos más de un problema después.
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Como se ha comentado en la introducción de este artículo, hay una serie de trámites que pueden ayudar mucho a largo plazo. Debemos de tratarlos como lo que son, documentos relativos a nuestra economía y bien estar personal, sin otorgarles algún valor sentimental, pues pueden solucionar y ahorrar tiempo y dinero en el futuro.
En primer lugar, recomendamos realizar las capitulaciones matrimoniales, donde se elegiría el régimen económico del matrimonio. Siendo conscientes de lo que implica la separación de bienes o el régimen ganancial en la pareja, el primero establece que cada individuo mantendrá la independencia de cualquier cosa que se incluya en la sociedad marital. Por el contrario, si la pareja opta por gananciales todo lo que se agregue posteriormente será a partes iguales de los dos miembros de la pareja.
Otro documento que suele retrasarse, y no es recomendable, es el testamento. Conscientes de que es un documento con una alta carga emocional, no es un trámite costoso por lo que se puede hacer otro (y solo será vigente el último realizado) en el caso de haber una modificación, como puede ser tener hijos.
El Alquiler, cuando la casa no es de ninguno en caso de divorcio
El primer escenario es, sin lugar a dudas el más sencillo de todos, dado que la casa no es de ningún cónyuge. Con un alquiler, en caso de divorcio lo habitual es hablar con el casero para informarle de que será solo uno de los dos quien continúe con la renta, o simplemente finalizar ese alquiler sin tener que atender a más trámites al respecto.
Al no ser una propiedad de ninguno de los dos, tampoco afecta el hecho de que pueda haber hijos en la pareja ni otras circunstancias legales. En caso de disputas lo recomendable es terminar la relación contractual y que cada miembro de la pareja busque una nueva casa en caso de divorcio.
Si la casa es en propiedad, ¿qué pasa en caso de divorcio?
En el caso de tener un inmueble en propiedad se pueden observar diversos factores: situaciones como que la casa sea de los padres de un miembro de la pareja, que se comprase antes (o después) del matrimonio, si aún hay hipoteca o si hay hijos menores.
Dado que habitualmente será uno de los cónyuges quien deba abandonar la casa en caso de divorcio, lo mejor siempre será llegar a un acuerdo amistoso en cuestiones como la casa, pero dado que puede no ser así, trataremos los distintos escenarios sobre lo que pueda ocurrir con la vivienda habitual caso de divorcio sin tratar nada al respecto de las pensiones alimenticias o compensatorias, ciñéndonos solo al tema de la casa.
Si la casa es de se compró antes del matrimonio
En este caso habrá que separar la propiedad del uso de la misma, que puede variar en el caso de que hubiere hijos menores en el matrimonio. Si no hay hijos, será de aquel que la compró antes del matrimonio y en caso de divorcio la casa seguirá siendo suya, siendo el otro cónyuge quien deba abandonarla.
Teniendo en cuenta que el interés es primar por el bienestar de la familia, lo primero será velar por los hijos, quienes deben permanecer por lo tanto en la casa. Y en esta situación sí puede darse el caso de que el propietario deba abandonar la casa para ceder el uso de la misma a los hijos y al otro miembro de la pareja por tener la custodia en caso de divorcio, ya sea en caso de custodia compartida o única. Solo cederá el uso, pues la propiedad seguirá siendo suya.
Haremos hincapié en el hecho de que solo se cederá el uso de la vivienda, no el usufructo estrictamente, es decir no podría alquilar la vivienda y además se trataría de un acuerdo temporal. Siempre que los hijos fueran menores.
Este caso podría aplicarse también al supuesto en el que los dueños de la casa fueran los padres de uno de los cónyuges. Una circunstancia plausible, para favorecer el ahorro los padres permiten que los hijos vivan en una casa de su propiedad. En caso de divorcio se podría dar la circunstancia de que quien viviese en ella no fuera su hijo, sino la otra parte de la pareja con los nietos.
Si la casa se compra después del matrimonio
Este es el supuesto más común, tras la formalización de la unión la pareja decide comprar una casa. Si aún no se ha terminado de pagar la vivienda, se puede dar el caso de que ambos cónyuges continúen pagando la hipoteca, en el caso de que se llegase a un acuerdo. Aunque ambos siguieran manteniendo la hipoteca, al igual que en los supuestos anteriores, solo uno de ellos seguirá viviendo en la casa (aunque los dos podrán deducirse las cuotas de la hipoteca).
Sino se logra establecerlo, lo normal será disolver la sociedad de gananciales lo primero. Después hay dos escenarios, que uno de ellos comprase la mitad de la casa del otro y se estableciese con los hijos, o que se vendiese la casa (liquidando la hipoteca) y ambos miembros de la pareja hubieran de buscar una nueva casa.
Por último, está la opción de que uno compre el 50% del otro y pase a registrar el inmueble como único propietario. Si nada de esto es viable, la única opción que quedaría sería vender la casa y repartir el dinero (bien liquidando la hipoteca con la venta o en caso de no haber hipoteca a partes iguales).